Hola!
En este post os voy a contar mi experiencia sobre la escapada que realicé por
el Sur de Francia esta pasada Semana Santa.
Como suelo realizar en cada viaje
que hago, estuve mirando por Internet qué restaurantes había por la zona en los
que no tuviera problemas para comer y para mi desesperación, no tuve mucha
suerte en un primer momento puesto que íbamos por la zona de los castillos
cátaros y el tema es que allí, la mayoría son pueblecitos tan pequeños que
incluso cuesta encontrar un simple restaurante para comer.
Así que imaginaros mi frustración,
ya me veía comiendo ensaladas y poca cosa más. Por lo que, como suelo hacer en
estos casos, me preparé una pequeña bolsa con lo imprescindible para no pasar
hambre, por si las moscas.
Ahora bien, he de decir que no fue
tan mal como pintaba en un principio. Nos alojamos en Cucugnan, uno de los
pueblos más pintorescos del sur del Aude flanqueado por dos de los castillos
cátaros más importantes de la zona: Quéribus y Peyrepertuse. El primero es uno
de los más inexpugnables y a la vez bellos castillos cátaros por lo que ya
podéis imaginar que para llegar a él hay que subir unas cuantas piedras (porque
a eso que hay no se le puede llamar escaleras...) y si toca un día ventoso como
nos tocó a nosotros pues a pasar un poco de frío. Pero sólo por las vistas que
ofrece de toda la región cátara vale la pena el esfuerzo. Y el de Peyrepertuse,
es otro imponente castillo cátaro que aunque esté también en ruinas, la parte
más baja de la construcción permanece intacta y a su vez, realizan actividades
dentro del castillo. Por lo que, si estáis algún día por la zona, os recomiendo
ambas visitas porque vale la pena.
Y sobre Cucugnan, ¿qué decir? Que es
un pueblecito muy cuco y pintoresco con un molino de los de antes que sigue en
funcionamiento y en el que puedes comprar pan y bollería de los de antes. Eso sí;
para nosotros no tienen nada de nada. Una pena porque todo tenía una pinta…
Nyam!
Pues bien, allí comimos en el
restaurante que a su vez es posada “L’Auberge de Cucugnan”. Aunque mi francés
no es muy bueno y las camareras no sabían tampoco mucho español, nos entendimos
como pudimos y fueron muy amables adaptando el menú que ofrecían para mi e
incluso, como todos los segundos platos llevaban algo de gluten me prepararon
una tortilla de champiñones súper rica y de postre, como no, queso francés. Lo
cierto es que acabamos tan llenos, que luego para cenar sólo pudimos tomar una
pieza de fruta con un yogur!!!
Al día siguiente, hicimos un poco de
ruta y fuimos a visitar Termes y Lagrasse. En este último pueblo medieval es
donde paramos a comer. Queríamos ir al “Le Temps des Courges” por las críticas
que habíamos visto por la web, pero estaba cerrado. Así que fuimos a “Les Trois
Graces” Un pequeño restaurante casero en el que tienes que ir pronto si no
quieres quedarte sin mesa. Allí comimos genial y la dueña con el cocinero
intentaron adaptarme la mayoría de los platos sin problemas y con una
presentación impecable.
En definitiva, iba con unas pésimas
expectativas pero al final encontramos lugares en los que, tal vez en un
principio los platos no fueran aptos para celíacos, pero con ayuda y
predisposición de sus dueños pudimos comer sin problemas.
Es más, como punto negativo del
viaje, lo tuve ya en territorio catalán. En el área de servicio de la Junquera
en la AP7 para ser más exactos. No tenían nada sin gluten y las camareras
incluso pasaron del tema porque como no sabían qué productos podía tomar y
cuáles no, se fueron a otra mesa sin más. Vamos, me sentí fatal. Y lo que veo
vergonzoso es que en un área de servicio (y no es la primera ni la última que
me he encontrado, por desgracia) no tengan nada para las personas celíacas. Ahí
dejo mi crítica de hoy.

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